La experiencia que ofrecen al consumidor es uno de los prinicpales objetivos de las marcas. Son muchas las empresas que conocen el alcance que puede tener el envoltorio de sus productos y cómo puede afectar a la imagen corporativa. Es por eso que apuestan por desarrollar un packaging innovador y que cumpla con las expectativas del consumidor. Lo que se quiere conseguir es un buen recuerdo de la marca.
El covid-19 ha hecho que muchas empresas estén transformándose, llevando su negocio a lo digital. Con el e-commerce en auge, el packaging se convierte en el primer contacto físico que tiene el usuario con la marca. Por eso, no solo debe cumplir con sus funciones de seguridad y conservación del producto, sino que, además, debe ofrecer experiencias sensoriales para aumentar el valor de la marca.
La experiencia del consumidor comienza con una variedad de interacciones y puntos de contactos entre el consumidor y la marca, que finaliza con la compra de un producto. Es en ese momento donde el packaging se convierte en un elemento clave para fidelizar al cliente.
El consumidor se ha vuelto más exigente y antes de realizar una compra acude a las redes sociales para asesorarse sobre una marca. Hoy en día es fácil que cualquier persona pueda influir en el resto, por lo que es importante aportar valor a los clientes. Esto se consigue haciendo sentir especial al consumidor en cada una de las interacciones que tiene con la marca en el proceso de compra.
El momento clave para dar valor al cliente es cuando este recibe el packaging de una marca. Aquí tendrá esa experiencia sensorial que le hará tener un comportamiento post-compra que puede ser beneficioso para la marca. Es por eso que, muchas empresas cuidan al detalle el packaging de su marca para crear una experiencia de compra satisfactoria para el consumidor. Se quiere conseguir la fidelización del cliente y, por tanto, la posible repetición de compra.
La competencia entre marcas cada vez es mayor, sobre todo en redes sociales. Según datos de Nielsen, 2 de cada 3 consumidores confirman que el packaging les resulta decisivo para la compra de nuevos productos. Por ello, es importante conseguir la diferenciación de la marca con el packaging que se ofrece al cliente, teniendo en cuneta el diseño y los valores de marca que se quiere transmitir.
Hay que tener en cuenta tres experiencias para aportar valor al consumidor:
- Experiencia sensorial: Son las sensaciones y estímulos que experimenta el consumidor en el proceso de compra con la marca. A través de los sentidos, el cliente experimenta sensaciones positivas o negativas. Las empresas cada vez juegan más con el packaging a través del olor, el diseño, el unboxing o la personalización del empaquetado, para aumentar el deseo de compra.
- Experiencia de consumo: Una vez superada la primera fase sensorial, el consumidor busca productos que le aporten valor y que les haga la vida más fácil.
- Experiencia de marca. Por último, si el cliente ha tenido una experiencia positiva en cada frase, podrá influir en la compra de otros potenciales clientes a través de la recomendación de la marca.